Muchos de los virus y bacterias más letales son sumamente sensibles al clima, esto quiere decir a la temperatura y las precipitaciones. Con la llegada del frío, nuestro sistema inmune está más expuesto a infecciones virales. La aparición del frío y la bajada de grados provoca que nuestros tejidos trabajen para controlar la temperatura y evitar infecciones.
“Las enfermedades respiratorias son más frecuentes en invierno por la bajada de las temperaturas, que afectan el sistema de humidificación y calentamiento del aire que respiramos por vía nasal”, afirma Jenny Dávalos Marín, miembro del Grupo de Trabajo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Otro factor que contribuye a las infecciones respiratorias es el frío del ambiente que encontramos en el exterior y que contrasta con la calefacción al ingresar al interior, es decir pasar del frío al calor extremo. Esto provoca resfriados, alergias y otros padecimientos.
Uno de los efectos más importantes de las temperaturas bajas es la vasoconstricción. Esta origina cambios a nivel cardiovascular, aumentando la presión arterial y la frecuencia cardíaca. En lo que se refiere a la zona nasal, genera que el moco sea más denso, por lo que se disminuye la capacidad de eliminar los virus que inhalamos.
Esto, unido al hecho de permanecer más tiempo en lugares sin ventilación, aumenta el riesgo de contagio de enfermedades víricas respiratorias como el catarro, la gripe o la neumonía.
Es por esto que debemos tomar mayores precauciones con los cambios de clima que estamos experimentando actualmente, especialmente con nuestros niños, que son quienes están más expuestos, ya sea en la escuela o en nuestros hogares.
Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas, por lo tanto son más proclives a contraer enfermedades, sobre todo si están a diario en contacto con otros niños. Su sistema inmunológico no es aún maduro como el de los adultos y poseen menor capacidad defensiva frente a las agresiones externas como el viento, el frío y la lluvia.
¿Cómo prevenir enfermedades en los niños en invierno?
Algunas medidas preventivas pueden contribuir a evitar que los niños contraigan enfermedades en invierno:
- Ventilar a diario las habitaciones, al menos diez minutos al día
- Evitar los ambientes con humo de cigarrillo
- Evitar los cambios bruscos de temperatura
- Mantener la casa templada: no utilizar la calefacción a tope, sino permitir al organismo que utilice sus propios mecanismos reguladores de adaptación al frío.
- Mantener la casa con un adecuado nivel de humedad, el ambiente seco agrava las enfermedades respiratorias
- Abrigar lo justo: evitar el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados o la falta de abrigo en la intemperie. Cubrir boca y nariz al salir a la calle o a espacios libres.
- Hacer que el niño se lave las manos con frecuencia, especialmente antes de comer, al entrar a casa y si ha estado en contacto con otros niños
- Evitar que comparta utensilios con otros niños como vasos, platos, cubiertos, toallas y por supuesto chupetes.
- Incluir en la dieta infantil frutas y verduras, especialmente alimentos ricos en vitamina A y C.